La pesca milagrosa. Lucas 5:1-11 Parte 1

Vamos a leer el Lucas 5:1-11.
 
"Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.  Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.  Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.    Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.  Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado;  mas en tu palabra echaré la red.  Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces,  y su red se rompía.  Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.  Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.  Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él,  y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres.  Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron."
 
Vemos nuevamente a Jesucristo Nuestro Señor y Salvador siendo confirmado como varón aprobado por Dios (Hechos 2:22). Acordémonos de que la razón de la realización de estas maravillas y prodigios era para la confirmación de Cristo como El Verdadero Hijo de Dios, la ratificación de que Jesucristo es Dios y que es Uno con el Padre. Ubicándonos un poco en el tiempo, Jesús ya había iniciado su ministerio y podemos ver que antes de este glorioso hecho (la pesca milagrosa) él había estado "predicando en las sinagogas "(Lucas 4:14-15), "efectuando muchos milagros" (Lucas 4:31 “dando libertad a los endemoniados”, Lucas 4:38-39 “sanidad de suegra de Simón”, Lucas 4:40-41 “sanidad de muchos enfermos”. También podemos decir que Cristo ya había estado con estos hombres de que se habla en este capítulo 5 (Simón, su hermano y los hijos de Zebedeo), podemos verlo en Juan 1:40-42 y en Marcos 1:16-20, Jesús ya había llamado algunos de sus discípulos y además era seguido por gran multitud que deseaba escuchar las palabras que él hablaba.
 
 
Vamos a ver con detalle los hechos de esta maravillosa pesca. Cristo no perdía nada de su tiempo y estaba dedicado al trabajo que le había encomendado El Padre, vemos a Jesús siendo agolpado por la multitud, personas que habían oído sus palabras, personas que habían vistos sus milagros y otros que habían sido avisados de lo que estaba pasando con Este Hombre que hablaba con autoridad la palabra de Dios y que consigo llevaba sanidad, libertad y misericordia. ¿Pueden ustedes ver conmigo esta escena, Jesús siendo arrinconado hacia la orilla por muchas personas que se juntaban para estar con él y él buscando un lugar donde poder tener más comodidad para ser escuchado y visto por la ellos? Todas estas personas querían ver milagros, imagino que muchas deseaban ser sanas, pero lo que Cristo deseaba era hablarles acerca de que el tiempo de redención del pueblo de Dios se había acercado, su deseo era hablar del evangelio. Por lo que pidió a uno de los dueños de una de las dos barcas que habían (Simón, a quien ya conocía) en  la orilla que le llevara un poco más adentro y así poder predicar a la multitud. Pareciera que es bueno hacer las aplicaciones a un mensaje al final pero es necesario hacer una en este momento. Oh cuán grande amor el de Cristo para con esa multitud, pueden ustedes preguntarse bueno: ¿por qué dice este hombre eso?, miren hermanos, Cristo se esmero por predicar, él hizo milagros, pero más predicó, él mientras le agolpaban pudo haberles despedido habiéndoles sanado y ya, no, pero él que es grande en misericordia como lo es el Padre, quiso hablarles del evangelio, del cumplimiento de los tiempos, hablarles de la redención que hay en él, y esta misma misericordia la tenemos hoy para nosotros, hoy podemos escuchar sus palabras y el mismo poder que tuvieron hace 2000 años la tienen hoy, y siguen cambiando vidas y hoy día podemos ver como el poder de Su palabra concibe el mayor de todos los milagros: La justificación de un pecador. Vamos a 2 Corintios 5:21 y veamos en qué consiste esta justificación tan gloriosa y llena de amor para nosotros. Como dijo el gran predicador Charles Spurgeon, “no podríamos predicar la verdadera doctrina de Dios sin hablar de este gran golfo que hay entre Dios y el hombre”, hablemos de este gran golfo, leamos Romanos 3:9-18.

"¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado.  Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;    No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios.    Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.    Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios;    Su boca está llena de maldición y de amargura.    Sus pies se apresuran para derramar sangre;    Quebranto y desventura hay en sus caminos;    Y no conocieron camino de paz.    No hay temor de Dios delante de sus ojos.    Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;  ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él;  porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado."

¿Pueden ver la condición del hombre?, este es el gran mar que nos separa del Dios Altísimo, y Cristo es el puente que Dios mismo proveyó para nosotros así como dice 2 Corintios 5:21. Si vamos y estudiamos los diez mandamientos claramente podremos ver la santidad de Dios en su ley, y podemos decir de acuerdo a esto que donde Dios habita no hay pecado, en su presencia no existe la imperfección, solo es Su Gloria inunda donde él esta, es por eso que el hombre con su pecado no puede estar en comunión con Dios Padre, de esto es que habla Spurgeon cuando describe a esa inaccesibilidad como un gran golfo de separación. Espero ustedes hermanos puedan cruzar por ese puente que es Cristo Jesús, el único camino al Padre (Hechos 4:12), solo en él hay salvación de pecados y en donde podemos hallar esa justificación indispensable para vida, vida eterna.

Continuemos con el detalle de los hechos de la pesca milagrosa, después de enseñar a la multitud hablo a Simón (Pedro) que bogara mar adentro y echara las redes para pescar. Un carpintero diciendo a un pescador experimentado que echara las redes en un mar que la noche anterior les había dado nada, dice la escritura que nada había pescado.

Simón por un momento dudo por lo que había pasado en la noche anterior pero él fue obediente al maestro que sano a su suegra, al maestro que libertaba a los endemoniados, Simón dijo: “mas en tu palabra echaré la red”, y sigue contado la historia que: “encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía”.
 
 
No sé si notaron que antes me referí a Cristo como un carpintero, y si, él era carpintero, pero también era Dios, él es la Gloria de Dios, él es omnisciente veamos, este milagro nos enseña claramente la omnisciencia de Cristo, porque?, el sabia donde estaba ese cardumen de peces al cual él envió que pescaran y omnipotente también no solamente él sabía dónde estaba el cardumen, él lo llamo y llegaron a ese lugar específico donde Jesús mando que se echasen las redes, porque a él todas la creación le obedece, veámoslo más claro en Lucas 8:24 cuando Cristo le hablo a la tempestad y hubo bonanza.
 
 
Nada de lo que sucedió fue casualidad, sabemos que esto en un milagro realizado por nuestro Señor Jesucristo, recordemos que un milagro es una maravilla, prodigio o señal donde es necesaria la intervención de Dios. No es una violación o suspensión de las leyes naturales de Dios, es Dios obrando, lo vemos claramente la divinidad de Cristo obrando en este hecho.

Fue tanta la cantidad de peces que había en ese momento en ese lugar que Simón y los que estaban con él en la barca hicieron señas a los de la otra barca que había en la orilla, y así aprovechar la abundancia que había proveído El Señor y ellos vinieron y vieron la gloria de Dios en Cristo.

Estimado hermano, quiero que te preguntes algo, ¿has podido ver lo grande que es el golfo que te separa de Dios?, ¿conoces en realidad lo que somos sin la redención que es en Cristo Jesús?, sino lo conoces puede que quieras venir a Cristo como lo hacían muchos de la multitud que le seguían cerca del Lago Genesaret: puede que pienses que si llegas a Cristo el te va a sanar las enfermedades, o te va a resolver los problemas económicos, o va hacer que tu negocio venda mas. Amados oyentes, “Y el mundo pasa, y sus deseos” (1 Juan 2:17a), la carne y sus deseos perecerán, no sean incensatos de ir a Cristo a buscarse a sí mismo, les pregunto otra cosa: ¿si vamos a Cristo buscando beneficios económicos, no es buscando nuestra gloria y no la de Cristo? Roguemos a Dios por medio de su Santo Espíritu podamos entender nuestra bajeza, nuestra vileza, la gran necesidad de ese puente que es más grande que el golfo que nos separa de Dios y no descansemos hasta hallarlo.
 
 
Oremos

Gloria a Dios

David R R

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