¡Antes esclavos, ahora esclavos! Esclavos de Cristo!
Este pequeño mensaje fue compartido en casa de la Familia de Carlos y Arelis, este fue el cuarto sábado que Dios nos permitio estar con ellos, a Dios sea la Gloria.
Hermanos estas tres semanas
anteriores hemos compartido acerca del precioso Evangelio de Nuestro Señor
Jesucristo. En esta noche igual vamos a hablar de esta gran noticia como le
hemos llamado.
Cuando vamos a la escritura, en cada una de
las historias allí relatadas o las
cartas que en ella se encuentran, podemos ver a Cristo y que nos llevan a amarlo
cada vez más y amar la Gloria de Dios,
que es Jesús mismo. Es por eso estimados amigos que hoy quiero que vayamos al Antiguo
Testamento y comprobemos que Cristo está desde el principio y que Dios nos amo
a través de Cristo desde antes que el mundo fuera hecho.
Vamos a leer Deuteronomio
5:15,
Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios
te saco de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios
te ha mandado que guardes el día de reposo. Deuteronomio 5:15
Este verso es parte del
mandamiento de guardar el día de reposo para Jehová, que se encuentra en la Ley
entregada a Moisés por Dios en el Monte de Sinaí y mi deseo es que veamos que
Dios les recalca su situación en la tierra de Egipto, ellos eran siervos allí.
Para entender mejor e ilustrar
la aflicción que vivió este pueblo en tierra de Egipto, vamos a leer Éxodo 1: 7-22
7 Y los hijos de Israel
fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en
extremo, y se llenó de ellos la tierra.
8 Entretanto, se levantó sobre
Egipto un nuevo rey que no conocía a José; y dijo a su pueblo:
9 He aquí, el pueblo de los hijos
de Israel es mayor y más fuerte que nosotros.
10 Ahora, pues, seamos sabios
para con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él
también se una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la
tierra.
11 Entonces pusieron sobre ellos
comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para
Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés.
12 Pero cuanto más los oprimían,
tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los
hijos de Israel.
13 Y los egipcios hicieron servir
a los hijos de Israel con dureza,
14 y amargaron su vida con dura
servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su
servicio, al cual los obligaban con rigor.
15 Y habló el rey de Egipto a las
parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y otra Fúa, y les
dijo:
16 Cuando asistáis a las hebreas
en sus partos, y veáis el sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija, entonces
viva.
17 Pero las parteras temieron a
Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la
vida a los niños.
18 Y el rey de Egipto hizo llamar
a las parteras y les dijo: ¿Por qué habéis hecho esto, que habéis preservado la
vida a los niños?
19 Y las parteras respondieron a
Faraón: Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias; pues son robustas,
y dan a luz antes que la partera venga a ellas.
20 Y Dios hizo bien a las
parteras; y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera.
21 Y por haber las parteras
temido a Dios, él prosperó sus familias.
22 Entonces Faraón mandó a todo
su pueblo, diciendo: Echad al río a todo hijo que nazca, y a toda hija
preservad la vida.
¿Logran ver, se pueden
imaginar vivir en esa tiranía en que vivían los israelitas?, vean lo que dice
el verso 14:
“y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y
en toda labor del campo y en todo servicio, al cual los obligaban con rigor “
Podemos decir con toda
seguridad que el pueblo de Israel pasó de ser libre a ser esclavo de los
egipcios. Piensen en la potestad que llego a tener Egipto que podían decidir
que niño vivía o que niño moría (Dios no permitió eso sabemos, pero esa fue la
orden de Faraón)
Es importante que definamos ahora
que denota la palabra esclavo, esto nos ayudará a entender aún más lo que
conlleva ser esclavo:
Esclavo: adj. Dicho de una
persona: Que carece de libertad por estar bajo el dominio de otra.
Este es el calificativo
correcto para definir la situación en que se encontraba este pueblo de Israel,
ellos estaban bajo el dominio total de los egipcios.
Veamos esta escena: El pueblo
de Israel esclavo de Egipto, Dios mira la aflicción de Israel y promete
sacarlos de esa tierra y llevarlos a una tierra donde fluye leche y miel (Éxodo
3:7-9) y los liberta de la opresión de los egipcios.
Hermanos este pueblo reconoció
su estado de esclavitud (podemos leer Éxodo 3:7 “he oído su clamor a causa de sus exactores” ellos rogaron a Dios
por auxilio), ellos no encontraron deleite en la servidumbre en que vivían
(imagino la vida que llevaban los israelitas), ellos miraron al cielo y
suplicaron a Dios que les libertara.
¿Pueden ver El Evangelio en
esta historia?, al inicio les dije, en toda la escritura de principio a fin
esta Cristo y la gracia que vino consigo.
Vamos a comparar el éxodo del
pueblo de Israel, con la gracia que vino con Cristo. Vamos a ver esta otra
escena: El hombre esclavo del pecado, totalmente desesperanzado, ahogado por el
pecado que le asedia, Dios mira la aflicción del hombre y su incapacidad de ser
libre por sí solo, Dios le liberta y le abre las puertas de su reino eterno.
¿Pueden ver que el éxodo de Israel,
la liberación de este pueblo, es una sombra de lo que Dios haría por medio de
Cristo? Podemos ver fácilmente la gloria con que fue esa liberación en Egipto,
podemos ver las señales de Dios y la provisión con que mantuvo al pueblo en el
desierto. Luego Dios entrega una Ley llena de la Gloria y demuestra así su
santidad y que en él solo hay justicia y rectitud, el pueblo pudo ver el poder
de Dios.
Ahora vean hermanos la Gloria
de la liberación del alma del hombre (una liberación que no es de independencia
de otro hombre, o de un pueblo de otro, si no de lo que hace morir al hombre,
el pecado). Una Gloria aún mayor a la que vemos en el Antiguo Pacto, gracia que
vino por medio de la sangre del Señor Jesucristo: esta es una obra de Dios por
medio de su Espíritu Santo que aquel quien se ve atado por la cadenas del
pecado, aquel que se ve muy lejos de alcanzar la llave para abrir los candados
del pecado, aquel quien va a Cristo como su única esperanza, Dios le hará nacer
de nuevo y ya no será más esclavo del pecado. Quiero que lo comprueben por
ustedes mismos, y respondan esta pregunta, ¿pueden ustedes dejar de pecar,
pueden ustedes ser perfectos?, se cual es la respuesta, he aquí lo maravillo de
la salvación:
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que
nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. 2 Corintios 5:21
Oh hermanos como cuando al
privado de libertad le llega la noticia de su liberación, así mismo y aún mayor
es el amor a esta noticia del que es esclavo del pecado y es libertado por la
sangre de Jesucristo. Meditemos por un momento, nosotros encarcelados y que nos
llega la noticia de libertad, ¿cuán grande sería nuestra felicidad?, ¿pueden
imaginarlo?, se que sí. Pues si ahora ya no eres esclavo del pecado y tu
esperanza esta puesta en Cristo, lo tienes todo, pero si aún hallas deleite,
gozo de vivir bajo las cadenas del pecado y tu esperanza está en tu juventud,
en el dinero, en los placeres de este mundo, y si tuvieres todo lo deseado por
la carne, no tienes nada y La Santa Ley de Dios te juzga y te lleva a la
perdición. Quiera Dios todos los aquí presentes podamos decir al igual que
Santiago dice en su carta:
“Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo,…”
Y podamos afirmar ¡Antes
esclavos, ahora esclavos! Esclavos de Cristo. Oremos.
David R R
Gloria a Dios
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