La Falsa Frescura

Queridos visitantes a mi blog, este fue un pequeño mensaje que Dios en su misericordia me permitio compartir en el hogar de una familia en Esparza de Puntarenas, por la que también les pido esten en sus oraciones, pueden orar por Carlos, Arelis e hijos.
 
 
 
 
 
 
El sábado anterior hablamos de: “Porque El Evangelio es precioso y es la mejor noticia para el que ha sido redimido por Cristo”. ¿Recuerdan porque es precioso El Evangelio y porque es la mejor noticia?

La cruz de Cristo nos muestra el amor más grande jamás manifestado al mundo: que nosotros siendo enemigos de Dios, merecedores de la ira de Dios, merecedores de una eternidad en el infierno, Dios Padre proveyó un sacrificio agradable a él, en el cual él descargo su ira, ira merecida únicamente por nosotros y ese sacrificio fue Jesús su hijo unigénito, lo más preciado por Dios Padre, quien es uno con el Padre, quien ha llegado a ser el tesoro y la esperanza del pecador. Quien espero sea su tesoro también.

Hoy vamos a seguir hablando del Evangelio, de esta preciosa noticia.

Vayamos un momento a Mateo capítulo 23, leamos del versículo 27 al 30
“ !Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.
Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.
y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas”.

Escuchen esta ilustración que hace unos días El Señor en su misericordia trajo a mi mente.

Al levantarnos en la mañana, después de bañarnos y vestirnos vamos a desayunar sin lavarnos los dientes, posiblemente tengamos mal aliento, pero luego del café y la comidita seguramente el olor de nuestra boca será olor a café o al pinto que nos comimos, y nos vamos al trabajo sin lavarnos los dientes. Luego pasa el día y a la hora del almuerzo tomamos el tiempo para comer y también se nos olvida lavarnos los dientes o nos dio pereza de hacerlo y así volvemos a nuestras labores cotidianas. Volvemos a nuestras casas al final de la tarde y ya nuestra boca nos empieza a incomodar, de seguro en ese momento tenemos mal aliento de no ser que nos hayamos comido un confitillo para disimular. Pero bueno hasta que por fin sacamos el tiempo de lavar nuestra boca, pero nuestro deseo de ir a la cama es muy fuerte y medio nos lavamos los dientes y si tenemos un enjuague bucal lo utilizamos y wow!, sentimos una frescura barbará, hasta podemos soplar en la nariz de otro, pero esa frescura es falsa! Por la pésima forma de lavarnos los dientes y haber dejado los restos de comida de todo el día, se ha formado una capa de sarro tremenda y esa frescura durará poco y no solo eso, esos restos de comida formaran  caries y las caries comerán nuestros dientes y por consiguiente destruirán nuestra boca.

¿A cuántos podríamos engañar, diciéndoles que en ese día nuestra boca estuvo limpia? ¡A todos es posible engañarlos!, ¡hermanos hasta nosotros mismos nos engañamos creyendo en esa falsa frescura, y dentro de nuestra boca las caries haciendo fiesta, destruyendo nuestra boca!

Así podría ser nuestra vida hoy, una vida llena de falsedad e hipocresía, así mismo como eran estos Fariseos de los que nos habla Cristo en la Escritura.

Muchas veces nos creemos diferentes a estos Fariseos, los señalamos y los acusamos de grandes pecadores y se nos llena de ira nuestro corazón en contra de ello, al ver todo lo que hicieron a nuestro Señor Jesús, y a la verdad es cierto eran viles pecadores, PERO!, ¿Acaso somos mejores que ellos? ¿Acaso decimos lo que ellos dijeron: “Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas”? ¿Acaso decimos igual que ellos: nosotros no hubiésemos matado a Cristo? Hermanos, antes de que Dios nos atrajera a Cristo por medio de su Santo Espíritu (si es que estamos en Cristo), ¿no hacíamos lo mismo? ¿No andábamos haciendo lo contrario a lo que Dios requiere en su Ley Gloriosa?

Hermanos meditemos en esto un momento, ¿la frescura de nuestra vida será falsa? ¿La falsa apariencia nuestra, oculta graves pecados muy dentro de nuestro corazón?.

Dios dice en su Ley:
“y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”
Deuteronomio 5:10
¿A quienes ama Dios? A los que le aman y guardan sus mandamientos. Entonces hermanos si ocultamos nuestros pecados, si pensamos que ha como engañamos a los hombres engañamos a Dios y no reconocemos nuestra incapacidad en nuestras fuerzas para cumplir la Ley pereceremos. Si tu deseo no es cumplir la Santa Ley de Dios y te revelas en contra de ella estas muerto espiritualmente, si a pesar de haber escuchado que debes amar a Dios sobre todas las cosas, te revelas y te amas a ti mismo más que nada en este mundo estas muerto. Hermanos pero Dios es un realmente misericordioso, Él da vida a los muertos, Él nos hace nacer de nuevo, es ahí donde nos da un corazón nuevo y es así con esa nueva vida, esa nueva naturaleza nuestro deseo va a ser querer dar gloria a Él en todo y desear agradarle en todo.

Leamos lo que dice el Apóstol Pablo a los Efesios en 2:1-10
Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo(por gracia sois salvos),
 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,  
para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
no por obras, para que nadie se gloríe.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

No es esto misericordia de Dios para nosotros, hermanos amemos esta gran noticia, amemos a Cristo nuestra esperanza, nuestro tesoro. Oremos.

Gloria a Dios

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